Querido Colin:
Fue una noche inolvidable para todos los que estuvimos allí en la fábrica, la mejor del año, la mejor de la vida, si me apuras, por todas las emociones y sensaciones que desencadenó al abrirse tu caja de pandora tan llena de arte azucarero y el precioso acto a que dio lugar, con la exposición de tu libro desgranado hoja a hoja adornando las paredes del particularísimo edificio. Gracias por todo lo sensible que se coció en aquellas calderas apagadas desde hace ya dos años y que tanto tú y yo lamentamos. Tan hermoso, tan perfecto fue todo que hasta el palito de ron que sirvieron a los postres fue el mejor que habíamos tomado nunca.
Tengo que contarte que me impresionó tanto leer mis poemas en aquel escenario que me sentí tan sobrecogida como si estuviera haciéndolo en el altar mayor de una catedral gótica.
Colin, me siento completamente orgullosa de haber participado en esa maravilla de libro tuyo y como ya te dije en el escenario seguiré estética, amistosa y espiritualmente contigo hasta la muerte.
Lo único que nos queda ahora después de la rotunda afirmación de la identidad cultural del azúcar entre los que vivimos en este paraiso que supuso la presentación de tu libro es aprovechar para que esa fábrica de la Caleta, que es un entorno absolutamente sugerente y tiene mil posibilidades pueda tener una reconversión para aprovechamiento cultural y que sus actuales propietarios (que por desgracia no acudieron a la presentación del libro objeto, aún habiendo crecido con todos los que allí estábamos, porque están educados desde niños para no vincularse emocionalmente con los negocios) quisieran tener un acto de generosidad y donarla al pueblo o hacer una especie de fundación, ya que no pueden derribarla para hacer la ampliación del puerto deportivo que pretendían por estar catalogada como patrimonio etnológico, en lugar de poner las oficinas del puerto o dejarla de almacén y taller de barcos.
Creo que también podríamos hacerle ver al los gestores políticos del Ayuntamiento que la fábrica de la Caleta pudiera ser el sustituto escenario del castillo árabe de Salobreña para actos culturales minoritarios (por el aforo, lo digo nada más) y qué tan huérfanos nos dejó de sensaciones mágicas desde su insalvable grieta y también creo que las gentes que amamos la cultura deberíamos ponernos en marcha ya para que así lo fuera.
Gracias, una vez más, por haber propiciado una noche tan especial que muchos de nosotros guardaremos en el corazón durante toda la vida.
Te mando un beso enorme y un enorme abrazo
Milena
4 comentarios:
Hola Colin, ya me ha comentado mi tita Patri la "pedazo" de presentación que diste el otro día. Pues nada, que estamos en mi casa con muchas ganas de ver el libro...
Un saludo desde Málaga.
Juande
Amigo Colin,
Te merecías un regalo mío para tu hermoso proyecto, pero estoy tan oscuro que no quería ofrecerte nada. A pesar de todo, ahora que ya no puedo ensombrecer tu luz, me apetece regalarte un poco de mi oscuridad en forma de este poema improvisado para tu no proyecto, sin retoque alguno, que enfrentan las dos inutilidades que circundan al ser.
¡¡Respeto!!: De sus brazos mutilados salen hojas de caña afiladas.
¿Qué han sido de sus tiernas manos sensibles y soñadoras?
Para vosotros y los no vosotros fue indignamente fácil.
No os creo hombres de frio, emprendedores de nada.
Tan inútil es mi poesía como vuestra empresa.
¡Como pesa una vida tan metálica! ¡Como transforma!
Verde dentro del verde ardiendo para trazar la ruta de los locos: Capsula del silencio.
¿Qué surge del silencio?
Mas silencio.
Con cariño, y aunque no lo parezca con un poco de alegría,
Jesús
Que bonito , Milena.
Gracias, Anónimo.
Yo creo que en las fotos se puede percibir perfectamente el ambiente pero tenía necesidad de expresarle por escrito a Colin mi visión de la noche tan especial que nos procuró con su sensibilidad.
Milena
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