domingo, 1 de noviembre de 2009

Un artista urbano con otra mirada












Ha colocado una nariz de payaso a Gallardón, puesto en venta una iglesia y “redecorado” señales de tráfico, mobiliario urbano, vallas de obra y de publicidad, o paredes abandonadas. El trabajo del artista urbano Spy es una mezcla de denuncia visual y humor comprometido muy atento a la actualidad. Pintó una manguera de gasolina con una gota de sangre ante la sede de Repsol en protesta por la guerra de Irak y retrató su particular visión del incendio del Windsor como un billete de 500 euros en llamas. Os presento al genio de la denuncia urbana.
Detrás de este nombre se esconde un ex graffitero madrileño que ahora trabaja con otras formas de comunicación artística en la calle: carteles gigantes, publicidades modificadas, intervenciones experimentales. El mismo dice que su trabajo consiste en la reapropiación de elementos urbanos con una voluntad de juego, elementos que transforma o replica e instala en la calle. Las obras de SpY quieren ser un paréntesis en la inercia autómata del urbanita







































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1 comentario:

mariam dijo...

Muy curioso, Colin. La maceta colocada en la canasta revela en los límites del espacio urbano, que estamos des-poblados, desposeidos de ese espacio.Es una verdad que no quisieramos ver y ahí ha colocado el artista que nos presentas esa maceta reveladora. Se le agradece también que nos diga cosas muy serias con una sonrisa cómplice.
Saludos